Si no fuéramos aragoneses, creo que elegiríamos ser asturianos. Aunque los de Burela y Cedeira han puesto el listón muy alto también. Unos y otros creemos que nos lanzado un conjuro o algo que nos ha robado el corazón. Tenemos muchos lugares guardados en él, aquellos donde nos dan el doble que lo que nosotros ofrecemos, que no es otra cosa que el fruto del esfuerzo de cientos de ensayos, miles de horas y también de kilómetros. Piedras Blancas se une a esa lista. Durante un fin de semana nos han dado todo: el aplauso, la amabilidad, la nobleza, la sinceridad, la atención,... Impresionante. Inolvidable. ¡¡¡Si al irnos hasta nos guiaron durante unos kilómetros de autopista para señalarnos los radares!!!
¿Queríamos un par de botellas de sidra? Pues tomad dos cajas. ¿Nos apetecía cenar algo? Pues tomad sopocientos kilos de costillares a la brasa con no sé qué chimichurri increiblemente bueno. Ni un segundo dejaron de estar pendientes de nosotros, obsesionados con que estuviésemos a gusto. ¡¡¡Joer si lo estuvimos!!!
Tras el escenario, los aplausos y el pasacalles, tocó ver el partido del España mientras un paisano no paraba de escanciar culines de sidra. Aguantamos hasta el descanso, donde empezamos a intercambiar (con perdón) gaitas, curdiones y chismetes varios con gallegos, asturianos y puede que hasta un señor de Cuenca que pasaba por ahí. La química iba haciendo que aquello apuntase a una noche larga y memorable. Y tras cenar... allí que nos lanzamos. Tras cantar el famoso "Soy gaitero y no soy asturiano, soy gaitero y no soy escocés, y aunque a veces me llamen gallego, soy gaitero y soy aragonés", nos lanzamos con la Danza del Oso... Bueno... pa qué más... Ya no se paró hasta las tantas de la madrugada. Muñeiras, jotas, valses, mazurcas, foliadas, pasodobles,...
En fin, que muchas gracias a todos, a la banda de gaitas Robaleira de Cedeira, a los de Dambara de Burela y a los anfitriones y todos sus colaboradores: La Banda de Gaitas L´Alborcer. Para nosotros ha sido muy especial, tan lejos de la tierra y, a la vez, tan cerca. Porque nos sentimos como en casa. Y, además, ya podemos decir lo que muchos no pueden: ¡¡¡somos GRUPU!!!
Alguna afotico...
¿Queríamos un par de botellas de sidra? Pues tomad dos cajas. ¿Nos apetecía cenar algo? Pues tomad sopocientos kilos de costillares a la brasa con no sé qué chimichurri increiblemente bueno. Ni un segundo dejaron de estar pendientes de nosotros, obsesionados con que estuviésemos a gusto. ¡¡¡Joer si lo estuvimos!!!
Tras el escenario, los aplausos y el pasacalles, tocó ver el partido del España mientras un paisano no paraba de escanciar culines de sidra. Aguantamos hasta el descanso, donde empezamos a intercambiar (con perdón) gaitas, curdiones y chismetes varios con gallegos, asturianos y puede que hasta un señor de Cuenca que pasaba por ahí. La química iba haciendo que aquello apuntase a una noche larga y memorable. Y tras cenar... allí que nos lanzamos. Tras cantar el famoso "Soy gaitero y no soy asturiano, soy gaitero y no soy escocés, y aunque a veces me llamen gallego, soy gaitero y soy aragonés", nos lanzamos con la Danza del Oso... Bueno... pa qué más... Ya no se paró hasta las tantas de la madrugada. Muñeiras, jotas, valses, mazurcas, foliadas, pasodobles,...
En fin, que muchas gracias a todos, a la banda de gaitas Robaleira de Cedeira, a los de Dambara de Burela y a los anfitriones y todos sus colaboradores: La Banda de Gaitas L´Alborcer. Para nosotros ha sido muy especial, tan lejos de la tierra y, a la vez, tan cerca. Porque nos sentimos como en casa. Y, además, ya podemos decir lo que muchos no pueden: ¡¡¡somos GRUPU!!!
Alguna afotico...