Como cóctel de bienvenida recibimos a los comensales con unos arrastrats al punto de gigantes, una fusión de sabores originarios de Benabarre con toques maños.
Una vez acomodados, servimos unos entremeses suaves de Albelda y su guarnición de arcos de Alcalá de la Selva, con centros de entrantes calientes de Culebreta en salsa de Broxas.
Para romper, aumentar el ritmo y preparar a los invitados para los platos más fuertes del día, ofrecimos una de nuestras especialidades que mezcla tradición local con norteuropea: el siempre bien recibido “Arribada a la tonada de oso en dance”. Los aplausos de todo el mundo hicieron que el chef se emocionara y tuviera que saludar.
Un poco de relax y charla entre todos y entramos a todo trapo con el Mambrumoro al Marcuello, que hizo que los paladares más exquisitos dejaran las formalidades de lado para comenzar a dar palmas a ritmo de pasacalles y jota bajoaragonesa.
De postre una selección de dulces de Topo de Blesa al Rhum y emocionadas Lágrimas de San Lorenzo a la Calabaza Quebrada, que hicieron que parte del sector oscense de la concurrencia aplaudiese a ritmo de espadas.
Como colofón, cafés hurtados de Albarracín, con su entradilla al punto y Trangos Doples de Albalate en dos salsas y toque de boto. El licor, por petición popular y para satisfacción del otro sector altoaragonés, una jugosa crema de Ball de Benás.
Un buen banquete, ciertamente. Quizá no seamos El Bulli pero ponemos todo nuestro amor en los platos y, sobre todo, seguimos divirtiéndonos y disfrutando como auténticos enanos. Llenar a los comensales nos llena a nosotros.
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