martes, 15 de junio de 2010
Mazazo
El domingo fue un día en el que el cierzo silbó en menor, ese tono triste y recogido, respetuoso y solemne… Había que rendir homenaje. Ayer lunes sonó el silencio con su heladora crueldad pero, a la vez, tan importante como la misma música. Hoy debe imponerse el sonido de la más alegre gaita en el más dulce tono de Do mayor. Sonido continuo, potente, que nace del alma de la madera más pura, impulsado por las manos y corazón del gaitero provocando el baile del viento, la revolución de la sangre y el movimiento de las piedras. No podemos resistirnos al deseo de Luis, no podemos permitir que se preocupe por ser nuestra preocupación. Si hace falta lo engañamos y disimulamos, nos hacemos los fuertes, ocultamos las lágrimas y sonreímos. Lo que haga falta. Un gaitero es un gaitero. Y un gaitero triste a la hora de la verdad sólo puede ser gaitero.¿Qué se dice en un momento así? Lo mejor acaso sería callar. O no. Ojalá pudieras aconsejarnos. Porque siempre dabas en el clavo, siempre sabías cuál era el punto medio, siempre acercabas los extremos dejándonos a todos cerca con una facilidad pasmosa, aplastante e incontestable. No dejes que perdamos ese espíritu. Ahora que sabes cómo funciona la cosa una vez que se deja de respirar, de ver, de oir y, sobre todo, de soplar, procura encontrar el truco para vigilarnos y seguir cuidando de nosotros, Luisete. Seguro que alguna forma tiene que haber de hacerlo. O eso es en lo que vamos a creer porque no nos queda otra. Cada cual a su manera y con sus creencias pero todos te vamos a mantener vivo donde sea y como sea. Y eso, en el fondo, es lo que importa.
Tus amigos gaiteros lo vamos a tener fácil. Y complicado a la vez. Han sido muchos años compartiendo clases, ensayos, conciertos, pasacalles, viajes, proyectos,... Va a ser imposible escuchar una gaita y no recordar al Hermano Piolín disfrutando por las calles de Daroca con su hábito de monje. Ni llamar trompetero al primer dulzainero no atemperado que nos crucemos. Ni volver a romper la quietud de Borrés sin añorar tu compañía, el comentario preciso y genial. Tampoco los chistes-piques gaiterodulzaineros van a ser lo mismo, eso es cierto. Y puede que los palos de los danzantes suenen diferentes a partir de ahora. Pero no te preocupes porque le vamos a dar la vuelta a la tristeza como si fuese una piel de cabrito para convertirla en un boto vestido con el más alegre traje. No puede ser de otra forma. Seguro que no quieres que sea más que de esa manera. Tu Harley, tus sobrinos, tu familia, tu gaita, tu Elena,… no te podemos fallar, seguro que te reprochas algo a ti mismo si nos ves un poco de medio lao. Así que centrémonos y, ya que sólo podemos echar la vista atrás para recordarte, quedémonos con aquello que nos alegró, que es mucho tratándose de alguien con el que lo complicado era desanimarse o no estar a gusto.
Ya te iremos contando, por mucho que en el último año nos haya costado tanto para no ponerte los dientes más largos. Todo va a ir por ti, amigo. No sabemos cuánto caminaremos yendo cojos pero ten seguro que todo va a ir por ti. Ayer nos caímos pero hoy ya nos hemos levantado. Y aunque te azore y no te guste, aunque me parece estar oyéndote responder ese “de nada, hombre, lo que haga falta” tan tuyo, creo que hablo en el nombre de todos si te doy las gracias por habernos elegido para compartir contigo tantos instantes. Nos vemos…
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