El lunes pasado se encendió la hoguera de San Antón en La Puebla. Nosotros acudimos a la tradicional cita para que el público pudiera hacer la fila de recoger sus patatas asadas con música. Después, al terminar, teníamos nuestras parrillas preparadas para acompañar nuestra ración de tubérculos con ricos chorizos, longanizas y panceta, buen vino y pan de hogaza, todo ello bien bendecido... por el carnicero.
Pero lo mejor fue la acogida del público. Siempre se agradece el calor de los aplausos al finalizar cada pieza. Y, sobre todo, los de los niños, nuestra debilidad. Habría que haberlos visto rodeándonos, primero a cierta distancia y, después, mezclados con nosotros como uno más, dando brincos, haciéndonos caso cuando les decíamos que levantasen los brazos y diesen "pitos" de jota, mirándonos embobados mientras tocábamos,... Los críos son la releche y sus caras el espejo del alma. Una auténtica gozada tenerlos ahí.
Colgamos unas fotos, las que nos han llegado. Pero sé que hubo más fotógrafos y, cuando las consigamos, las subiremos. Ver de nuevo esas caricas no tiene precio.
Pero lo mejor fue la acogida del público. Siempre se agradece el calor de los aplausos al finalizar cada pieza. Y, sobre todo, los de los niños, nuestra debilidad. Habría que haberlos visto rodeándonos, primero a cierta distancia y, después, mezclados con nosotros como uno más, dando brincos, haciéndonos caso cuando les decíamos que levantasen los brazos y diesen "pitos" de jota, mirándonos embobados mientras tocábamos,... Los críos son la releche y sus caras el espejo del alma. Una auténtica gozada tenerlos ahí.
Colgamos unas fotos, las que nos han llegado. Pero sé que hubo más fotógrafos y, cuando las consigamos, las subiremos. Ver de nuevo esas caricas no tiene precio.
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