lunes, 1 de diciembre de 2008

Acogedor Teruel

Posiblemente siga habiendo gente que conserva el tópico de Teruel como ciudad lejana, fría y dificilmente accesible en invierno. Es lo malo de los topicazos. Teruel sigue estando ahí, en el mismo sitio de siempre, esperando que sus primos hermanos de la capital de Aragón la descubran y deseando ofrecer todos sus encantos, que no son pocos. Quizá la autovía ayude a que alguno abra los ojos. Quizá alguno se dé de cabezazos cuando compruebe todo el tiempo que perdió buscando en otros sitios lo que tenía al lado. Teruel no tendrá en cuenta nada a nadie y seguirá ahí, generosa.

Algo parecido nos pasó a nosotros. De primeras, no más frío que en Zaragoza, con viaje cómodo y rápido, además. Bien recibidos por Rubén, instalamos nuestros pirulos en el escenario de un coqueto salón de actos. La acústica, muy muy buena. Ya sólo faltaba que la gente fuera llegando.

Pero no llegaba. Empezamos a cruzar conversaciones acerca de los viernes turolenses, de que si el jueves sale todo el mundo para irse a sus lugares de origen el fin de semana, que si no había marcha en Teruel, que si pototo y el de la moto. Sinceramente, ya esperábamos que entre el público estuviesen mi amigo Paco el de santa Eulalia, el propio Rubén y la amiga farmaceútica de Tomás.

Más tópicos y más errores infundados. Más injusticia con Teruel. No aprenderemos nunca ¿o qué?

Fue aparecer en el escenario y encontrarnos rodeados de aplausos. Tras terminar el Dixie... aún más. Y así, canción a canción, nos dimos cuenta incluso sin querer de que en Teruel no valen guiones y el frío está domesticado. Así que fuimos ganando complicidad con el público hasta el punto de que Tomás regalaba y regalaba canciones no previstas. La voz que se oyó desde el público al intentar despedirnos tenía razón: "¡¡¡pero si no habéis hecho más que calentar!!!". Pues sí. Cierto. ¿Dónde estaba el frío?

Ojalá debamos recorrer esa fantástica autovía mudéjar de nuevo. Sin olvidarnos de la entrañable N-420..., o la A-222..., no vayamos a cometer el mismo error de olvidar a quien fue generoso cuando se necesitó. Ojalá nos ganáramos la confianza de la maltratada Teruel y volvamos a coincidir con ella. Esta vez sin tópicos.